|
Mucho se ha escrito acerca del uso de la guerra contra las drogas para privar a los
pobres de sus derechos e impulsar la centralización del poder político
y económico en los EU, así como en todo el resto del mundo, lo cual
incluye un aumento explosivo de la población penitenciaria. El propósito
de este texto no es repetir esa tesis fundamentalmente sólida. Para aquellos
que tengan interés en dicho tema, les remito a mi artículo y cursillo
de audio, “Narco-dólares: tres lecciones para principiantes”, así
como al libro de Michael Woodiwiss, Organized Crime and American Power (“El
crimen organizado y poder norteamericano”, University of Toronto Press, 2001)
y sus bibliografías correspondientes. [49]
|
El vicepresidente Al Gore, formado en Harvard,
un partidario de los aumentos significativos de fuerza policiaca y prisiones privadas.
(Foto Cortesía de Wikipedia). |
|
|
|
Lo que mucha gente no percibe es hasta qué punto la implementación cotidiana
de dicho centralismo intencional llega a ser profundamente penetrante, y, de esta
forma, un proyecto de ambos partidos políticos. Recibe la promoción
y el apoyo de todos los sectores políticos y sociales que ganan su dinero dirigiendo
el accionar del gobierno, así como a través de los contratistas, bancos,
firmas de abogados, think tanks y universidades que verdaderamente influyen en el
mismo . Mi intención al contar esta historia es aclarar cómo funciona
realmente el sistema. Sistema en donde un grupito de gente ambiciosa con acceso a
información privilegiada –en la mayoría de los casos, educada
en Harvard, Yale, Princeton y otras universidades de prestigio– disfruta centralizando
el poder y dándose ventaja a sí mismo. Los paradigmas del republicano
contra el demócrata o el conservador contra el progresista, se diseñaron
para ofuscar y entretener. Una cantidad interminable de filosofías y una especie
de moralismo religioso y santurrón, en realidad se ponen y se quitan como nuevo
maquillaje, como un esfuerzo para ocultar la cara más fea que queda bajo la
superficie. Una persona que tal vez describió esto de manera más franca,
durante los años de gestión de Clinton, fue el ex director de la CIA,
William Colby, quien escribió para un boletín inversionista en 1995:
“Los carteles de droga latinoamericanos han metido sus tentáculos
más profundamente en nuestras vidas de lo que mucha gente cree. Es posible
que ellos pongan las reglas de juego en todos los niveles del gobierno.”
El gobierno de Clinton retomó el trabajo iniciado por Nixon, Reagan y Bush,
incluyendo y haciendo crecer tanto la expansión como la promoción del
apoyo federal para la policía, los organismos de seguridad y la guerra contra
las drogas, con una pasión difícil de entender si no es posible darse
cuenta de que el sistema financiero estadounidense dependía mucho de su capacidad
para atraer un lavado de dinero estimado entre 500 mil millones y un billón
de dólares anuales. La globalización de las corporaciones, el aumento
de los déficit y las burbujas inmobiliarias requerían enormes cantidades
de capital.
|
Jamie Gorelick,
Subsecretaria de Justicia de EU, 1994-97, a quien atribuyen el hecho de hacer una
realidad las prisiones federales privadas.
(Foto Cortesía de la Comisión del 9/11) |
|
|
Atraer el capital también requería hacer seguro el mundo para que
se llevara a cabo la reinversión de las ganancias del crimen organizado y la
guerra. Sin crimen organizado creciente y actividades militares financiadas a través
de presupuestos y contratos del gobierno, la economía pararía de centralizarse.
Clinton gobernó durante una época en la que se dobló la población
de las prisiones federales. [50]
Ya fuera a través de subsidios, créditos y beneficios provenientes
de la confiscación de bienes, o del aumento de leyes, reglamentos y condenas
federales, la supremacía de la infraestructura policiaca federal - y la industria
que esta alimenta- se convirtió en un legado de Clinton.
Una de sus primeras iniciativas importantes fue el Omnibus Crime Bill (Proyecto
de ley contra el crimen), promulgado como ley en septiembre de 1994. Dicha legislación
implementó condenas mínimas obligatorias, autorizó $ 10.500 millones
de dólares para la construcción de las nuevas cárceles que serían
necesarias para estas nuevas sentencias, y dispuso dineros federales para policías
locales. La legislación también aprobó varios proyectos clientelistas
que favorecieron a dos importantes fuentes de respaldo para el del gobierno Clinton:
los Community Development Corporations (corporaciones de desarrollo comunitario, o
CDC) y Community Development Financial Institutions (instituciones financieras de
desarrollo comunitario, o CDFI). Estas instancias llegaron a ser claves para mostrar
una cara socialmente aceptable sobre el control cada vez más centralizado de
finanzas locales y el recorte de capital propio para las pequeñas empresas.
El impacto potencial de dicho proyecto en la industria de las prisiones privadas
era significativo. Cuando había sido aprobado solamente en la Cámara
de Representantes (esperando todavía la aprobación en el Senado), el
ex fiscal general Benjamín Civiletti se unió a la junta directiva de
Wackenhut Corrections, la cual salió a la bolsa en julio de 1994 con una oferta
inicial de acciones, que abarcaba 2.2 millones de estas. A finales de 1998, el valor
de Wackenhut en la bolsa había aumentado diez veces más. Cuando ingresé
a su página web en ese entonces, había una sección que mostraba
la cantidad de camas que la compañía se encontraba en capacidad de manejar.
El número se incrementaba mientras lo miraba: el negocio carcelario crecía
así de rápido.
Sin embargo, el gobierno de Clinton no esperó a que la Omnibus Crime Bill
se promulgara para desarrollar la infraestructura federal de seguridad. En cada nivel
del gobierno, se impulsó a las agencias con el fin de que que aprovecharan
el apoyo proveniente tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo para aprobar autorizaciones
y programas –muchos de ellos justificados dentro del marco de la guerra contra
las drogas – que permitían a sus agentes y personal portar armas, realizar
detenciones y hacer que se generaran ganancias de actividades rentables tales como
multas, incautaciones y confiscaciones. De hecho, las fuerzas federales del orden
público se dirigían hacia un modelo que algunos denominaban “con
ánimo de lucro”, en menos de lo que canta un gallo.
|
Elaine Kamarck
promovió la construcción de prisiones privadas mientras era Alta Aasesora
del Vicepresidente Al Gore -como parte de la iniciativa de él para “rediseñar
el gobierno”, de 1993 a 1997- y luego se fue a Harvard.
(Foto Cortesía de Harvard) |
|
|
El 4 de febrero de 1994, el vicepresidente Al Gore anunció la Operación
“Casa Segura” (Operation Safe Home en inglés) un nuevo programa
de aplicación de la ley en el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano
(HUD). Gore era ex senador del estado de Tennessee. Su ciudad, Nashville, alojaba
la compañía más grande de prisiones privadas, Corrections Corporation
of America (CCA). En su rueda de prensa lo acompañaron el tesorero Lloyd Bentsen,
la fiscal general Janet Reno, el director de políticas antidrogas Lee Brown,
y el secretario de HUD Henry Cisneros. Este último dijo que Operation Safe
Home tomaría 800 millones de dólares del presupuesto de HUD. La Operación,
además iba a recibir apoyo fuerte de los comités de asignaciones presupuestarias
del Senado y de la Cámara de Representantes. Esto pasó a convertir la
Oficina del Inspector General, de una auditoría de programas a una promotora
de programas que competían por financiación con las mismas oficinas
a las que se supone que la Oficina del Inspector debería auditar: un grave
conflicto de intereses y fracaso integral de controles internos del gobierno.
Según el anuncio, se esperaba que la Operation Safe Home combatiera “los
crímenes violentos en las viviendas públicas y subsidiadas”. Como
parte de dicho programa, la Oficina del Inspector General (OIG) del HUD trabajó
coordinadamente con varias fuerzas conjuntas policiales de los niveles federal, estatal
y local. Entre las agencias federales que acompañaron al HUD se encontraban
el FBI, la Administración de Control de Drogas (DEA), el Departamento de Control
de Bebidas Alcohólicas, Tabaco y Armas de Fuego (AFT), el Servicio de Impuestos
Internos (IRS), el Servicio Secreto, el Servicio de Alguaciles Federales, el Servicio
de Inspección Postal, la Aduana, el Servicio de Inmigración y Naturalización
(INS) y el Departamento de Justicia (DOJ). Las principales maneras de medir los resultados
de este programa, reportadas en el Informe semianual de desempeño del HUD OIG
al Congreso, son: el numero total de confiscaciones, de incautaciones, de multas a
propietarios acusados de fraude inmobiliario (específicamente del delito conocido
como equity skimming) y de arrestos. Esfuerzos posteriores de cooperación entre
agencias –como el programa “ACE”, patrocinado por el DOJ e iniciado
por las oficinas de los fiscales federales - en conjunto con el Fondo de la Confiscación
de Bienes del DOJ, el OIG del HUD y la Oficina del Consejero General del HUD - impulsaron
también actividades que generaron ingresos.
El telón de fondo de todo esto implicaba grandes aumentos de presupuestos
para el DOJ y las divisiones de las agencias que se encontraban enfocadas en la aplicación
de la ley de manera rentable, y en la guerra contra las drogas. Estos grandes aumentos
de presupuesto propiciaron otros tantos de ellos destinados a contratos, mientras
el gobierno subcontrataba más y más trabajo. En su reportaje “Prisiones
con ánimo de lucro: un informe especial; el negocio carcelario muestra su debilidad”,
publicado por el New York Times en noviembre de 1995, Jeff Perth y Stephen Labaton
describen a los consejeros políticos de la administración de Clinton,
como exitosos en obligar al Departamento de Justicia a aceptar políticas en
contra de su inclinación natural:
|
Christopher Edley, Jr.,
profesor de Derecho en Harvard, quien trabajó en la Oficina de Gestión
y Presupuesto, donde organizó el presupuesto federal para apoyar las prisiones
privadas. Ahora es decano de la Escuela de Derecho de Berkeley.
(Foto Cortesía de la Escuela de Derecho de Berkeley) |
|
|
“A mediados del año pasado, la Casa Blanca envió su propuesta
para privatizar las prisiones al Departamento de Justicia, donde recibió una
fría reacción, según funcionarios involucrados en las discusiones.
“Para ayudar a superar la resistencia mostrada por altos funcionarios en
el Departamento de Justicia y el Buró de Prisiones, el arquitecto del proyecto
en la Casa Blanca, Christopher Edley Jr., pidió a la oficina del Sr. Gore que
ejerciera más presión al respecto.
“El Sr. Edley, un subdirector de la Oficina de Gestión y Presupuesto,
solicitó la ayuda de la Sra. Kamarck, la asesora principal del Sr. Gore encargada
de supervisar su programa para evaluar al gobierno. Luego llamó a su amiga,
la Sra. Gorelick, entonces Subsecretaria de Justicia, quien supervisa las operaciones
cotidianas de ese Departamento.
“ Convencí a Jamie para que hiciera más de eso”, recordó
la Sra. Kamarck.
Cornell Corrections fue una de las empresas beneficiadas por los esfuerzos de Chris
Edley, Elaine Kamarck y Jamie Gorelick. Según el Prospecto de Cornell de 1996
(el documento de oferta proporcionado a los inversionistas) entregado al SEC - después
de construir un centro con una capacidad de aproximadamente 1100 camas, tras un periodo
de cinco años -de repente esta empresa en nueve meses gozaba de un frenesí
por la adquisición de nuevos contratos, las renovaciones de varios ya antiguos
y las aprobaciones para adquirir otros, que casi triplicaron su capacidad. Todo esto
provenía del Buró Federal de Prisiones del Departamento de Justicia.
Concesiones de contratos, renovaciones, y aprobaciones de
adquisición a Cornell Corrections por parte del DOJ, desde septiembre de 1995
hasta abril de 1996
Fecha |
Ubicación |
Capacidad |
Tipo |
9/95 |
Oakland |
61 |
Pre-Release |
11/95 |
San Diego |
50 |
Pre-Release |
12/95 |
Salt Lake |
58 |
Pre-Release |
1/96 |
Houston |
94 |
Pre-Release * |
2/96 |
San Francisco |
81 |
Pre-Release |
2/96 |
Big Spring, Texas |
1305 |
Secure |
3/96 |
Santa Barbara |
25 |
Pre-Release |
4/96 |
El Monte, California |
52 |
Pre-Release |
|
|
TOTAL 1726 |
|
* Esta ubicación se llama Peter A. Liedel Community Center,
por el miembro de la junta directiva de Cornel y alto funcionario de Dillon Read,
Peter A. Liedel. |
La compra de las instalaciones de Big Spring, Texas, a MidTex, firmada en febrero
de 1996 y cerrada en julio del mismo año, desembocó en que Charles J.
Haugh se uniera a Cornell como Director de Instituciones Seguras a partir de mayo
de 1997. Anteriormente, Haugh era Director Ejecutivo de MidTex. Entre 1963 y 1998,
Haugh había servido en numerosos puestos al Buró Federal de Prisiones
en el DOJ, entre los que se encontraban: asistente especial del Director Administrativo
de la Rama de Servicios Correccionales, Subdirector de Prisiones, Supervisor Correccional
Principal y Funcionario Correccional.
En su libro Prisons for Profit, Gerth y Labaton mencionan a quiénes, dentro
del gobierno de Clinton, hicieron realidad la privatización de las prisiones:
“Varios funcionarios federales dicen que están cómodos
con dejar que compañías privadas manejen las prisiones federales porque
la industria ha madurado y ha adquirido experiencia en el manejo de cárceles
estatales y locales. Pero también están cómodos con la industria
carcelaria, pues entre sus filas ahora se encuentran muchos ex colegas suyos: funcionarios
policiales tanto antiguos como nuevos que han aceptado cargos en empresas carcelarias
privadas, la última profesión del tipo “puerta giratoria”(denominación
que se le da en Estados Unidos a los empleos rotatorios para funcionarios) en Washington.
“ La industria líder en el ámbito carcelario es la Corrections
Corporation of America, empresa que lleva 12 años operando, con sede en Nashville.
Varios funcionarios de la empresa son ex empleados de las prisiones federales, y el
director de planificación estratégica de ella, Michael Quinlan, dirigía
el Buró Federal de Prisiones bajo el gobierno de Bush (padre).
“Otra empresa líder es la Wachenhut Corrections Corporation de
Coral Gables, Florida. Entre sus directores se encuentran Norman A. Carlson (predecesor
del Sr. Quinlan en el Buró de prisiones), y Benjamin R. Civiletti, ex Fiscal
General.
“El Fiscal General durante los primeros meses del gobierno de Clinton,
Stuart Gerson, está en la junta directiva de Esmor Correctional Services, de
Sarasota, Florida. Hace cuatro meses, el Servicio de Inmigración y Naturalización,
entidad del Departamento de Justicia, canceló su contrato con Esmor después
de una revuelta en su centro de detención, ubicado en Elizabeth, New Jersey.
Una investigación realizada por funcionarios migratorios concluyó que
Esmor, intentando apretarse el cinturón, había fracasado en entrenar
los guardias, y que algunos habían golpeado a los internos.
“La puerta giratoria está empezando a trabajar en ambas direcciones.
No es sólo que el sector privado haya recurrido a ex funcionarios federales,
sino que el gobierno también ha empezado a mirar hacia los lideres industriales,
con el fin obtener ayuda en el desarrollo de planes para entregar nuevas prisiones
a la gestión privada.
“El Sr. Crane, el director jurídico de la Corrections Corporation
en los años 80, fue empleado brevemente como consultante por el Buró
de Prisiones, para ayudar a escribir un contrato modelo que se va a usar para contratar
a la empresa que operaría la prisión federal en Taft”.
El Sr. Crane al que emplearon para desarrollar el contrato es el mismo Sr. Crane
que arregló el traslado de presos del estado sureño de North Carolina
al estado norteño Rhode Island para salvar a los compradores de bonos municipales
de Cornell Corrections y Dillon Read.
La lluvia de contratos para Cornell proveniente del Departamento de Justicia fue
muy significativa. Cuando Cornell hizo su oferta pública de acciones en octubre
de 1996, calculó su valoración en $24,241 “por cada cama”,
o sea, “por cada preso”. Valorando la empresa al precio de la oferta inicial,
el valor total de la compañía era de 81 millones de dólares.
Sin los contratos del Buró Federal de Prisiones, el valor de la empresa hubiera
sido de aproximadamente de 39 millones de dólares, suponiendo que habría
podido mantener un múltiplo de $24,241 por preso o siquiera salir a bolsa (ambas
cosas poco probables en mi opinión). El aumento en la valoración de
acciones que Dillon y sus fondos tenían, basándose en estas suposiciones,
habría sido un mínimo de 18.5 millones. En definitiva, como resultado
de seis meses de decisiones sobre contratos por parte del DOJ y sus agencias, se doblaron
las tenencias personales de acciones de los funcionarios y directores de Dillon Read
que habían invertido en Cornell.
La Subsecretaria de Justicia Jamie Gorelick, quien según la nota del New
York Times había supervisado la nueva política de privitización
de prisiones, se fue del DOJ en 1997. Luego se convirtió en vicepresidenta
de la Asociación Federal Nacional Hipotecaria (conocida como Fannie Mae), una
“empresa patrocinada por el gobierno”. Lo que quiere decir que es una
empresa privada que goza de apoyo significativo del gobierno. Fannie Mae compra hipotecas
y las combina en pools de hipotecas. Luego venden acciones en estos pools como manera
de aumentar el flujo de capital hacia los mercados hipotecarios.
El lector puede entender por qué Wall Street daría la bienvenida
a alguien tan complaciente como Gorelick en Fannie Mae. Era un periodo en que las
ganancias, provenientes de la maquinación del incremento de deuda hipotecaria
más espectacular en la historia de los EU, entraban a raudales.[51] Como dijo
un agente de bienes raíces, “han convertido nuestras casas en cajeros
automáticos”. Fannie Mae ha sido un actor principal en la centralización
del control en Washington y Wall Street sobre los mercados hipotecarios del país.
Y eso significa que mientras acorralaron y encarcelaron a mucha gente como parte de
la Operation Safe Home, Fannie Mae estaba justo detrás del financiamiento y
el aburguesamiento de los barrios. Eso sin contar hasta qué punto los flujos
anuales de entre 500 mil y un billón de dólares lavados a través
del sistema financiero estadounidense o el dinero perdido de las cuentas del gobierno
se reinvierten en sus acciones.
Es importante, antes de cerrar esta descripción de la buena fortuna que
tuvo Cornell con el Buró Federal de Prisiones y el DOJ en el otoño de
1995, así como en la primavera y el verano de 1996, dar un poco más
de contexto. Durante estos meses, Estados Unidos se encontraba en plena campaña
presidencial. Bill Clinton y Al Gore se postulaban para su segunto mandato. Dillon
Read tradicionalmente era una firma republicana –sus mayores inversionistas
contribuían generosamente al Partido Republicano y a la campaña de Bob
Dole y Jack Kemp, cuyo director de campaña, Scout Reed, había sido jefe
de personal en HUD, cuando Kemp era Secretario de dicho organismo, y luego fue el
director ejecutivo del Partido Republicano. La ascendencia corporativa de Cornell
y las relaciones que tiene –con Bechtel, con su auditor, con la oficina de Houston
de su verificador contable Arthur Anderson, con su abogado Baker Botts, y su empresa
constructora Halliburton/KBR– son lazos profundamente asociados a la familia
Bush y el bando republicano.
Donaciones
para campañas nacionales de los siete inversionistas mayores de Cornell Corrections
- Halladas en la
base de datos del Center for Responsive Politics – 1995 y 1996
Donante |
Fecha |
Cantidad |
Destinario |
David Niemiec |
10/29/1996 |
($250) |
Weld, William F |
Franklin Hobbs |
10/24/1996 |
$1,000 |
Weld, William F |
Franklin Hobbs |
10/23/1996 |
($2,000) |
Weld, William F |
Peter Flanigan |
10/22/1996 |
$450 |
National Republican Senatorial Committee |
Peter Flanigan |
10/16/1996 |
$500 |
Hutchinson, Tim |
John Haskell |
10/14/1996 |
$500 |
National Republican Senatorial Committee |
Peter Flanigan |
10/3/1996 |
$500 |
Cubin, Barbara |
David Niemiec |
10/3/1996 |
$5,000 |
National Republican Congressional Committee |
John Haskell |
9/13/1996 |
$1,000 |
RNC/Repub National State Elections Committee |
David Niemiec |
8/30/1996 |
$1,000 |
Molinari, Susan |
John Haskell |
8/29/1996 |
$15,000 |
RNC/Repub National State Elections Committee |
Peter Flanigan |
8/12/1996 |
$1,000 |
RNC/Repub National State Elections Committee |
David Niemiec |
8/7/1996 |
$1,000 |
Paxon, Bill |
Peter Flanigan |
8/5/1996 |
$500 |
Weld, William F |
Peter Flanigan |
7/31/1996 |
$40,000 |
RNC/Repub National State Elections Committee |
Peter Flanigan |
5/28/1996 |
$1,000 |
Sessions, Jeff |
John Haskell |
5/17/1996 |
$500 |
Livingston, Jeffrey |
David Niemiec |
5/1/1996 |
$5,000 |
National Republican Congressional Committee |
Peter Flanigan |
4/30/1996 |
$5,000 |
Republican National Committee |
David Niemiec |
4/30/1996 |
$15,000 |
Republican National Committee |
John Birkelund |
4/19/1996 |
$1,000 |
Dole, Bob |
David Niemiec |
3/21/1996 |
$5,000 |
National Republican Congressional Committee |
John Haskell |
3/8/1996 |
$365 |
New York Republican Campaign Committee |
Peter Flanigan |
2/29/1996 |
$250 |
Cubin, Barbara |
George Wiegers |
2/26/1996 |
$1,000 |
Alexander, Lamar |
Franklin Hobbs |
2/23/1996 |
$1,000 |
Weld, William F |
Kenneth Schmidt |
2/21/1996 |
$500 |
Alexander, Lamar |
David Niemiec |
2/12/1996 |
$250 |
Weld, William F |
Peter Flanigan |
2/2/1996 |
$500 |
New York Republican County Committee |
Peter Flanigan |
1/29/1996 |
$250 |
Miller, James C III |
John Haskell |
1/26/1996 |
$1,000 |
Smith, Gordon |
Peter Flanigan |
1/23/1996 |
$1,000 |
Smith, Gordon |
Peter Flanigan |
1/10/1996 |
$1,000 |
Weld, William F |
Peter Flanigan |
1/2/1996 |
$1,000 |
National Republican Senatorial Committee |
Peter Flanigan |
12/13/1995 |
$15,000 |
RNC/Repub National State Elections Committee |
Franklin Hobbs |
12/9/1995 |
$1,000 |
Malcolm Forbes |
Peter Flanigan |
12/6/1995 |
$4,500 |
Republican National Committee |
David Niemiec |
11/22/1995 |
$5,000 |
Republican National Committee |
John Haskell |
11/10/1995 |
$1,000 |
Boschwitz, Rudy |
John Haskell |
11/7/1995 |
$1,000 |
Alexander, Lamar |
John Haskell |
10/3/1995 |
$200 |
Millard, Charles |
John Haskell |
8/31/1995 |
$15,000 |
Republican National Committee |
Peter Flanigan |
7/31/1995 |
$500 |
Thompson, Fred |
Franklin Hobbs |
7/13/1995 |
$1,000 |
Alexander, Lamar |
David Niemiec |
5/5/1995 |
$5,000 |
National Republican Congressional Committee |
Peter Flanigan |
3/22/1995 |
$500 |
New York Republican County Committee |
John Birkelund |
3/9/1995 |
$1,000 |
Alexander, Lamar |
John Birkelund |
3/7/1995 |
$1,000 |
Time Future Inc |
Peter Flanigan |
2/25/1995 |
($1,000) |
Gramm, Phil |
Peter Flanigan |
2/22/1995 |
$15,000 |
Republican National Committee |
Peter Flanigan |
2/14/1995 |
$1,000 |
Dole, Bob |
Peter Flanigan |
1/27/1995 |
$250 |
Alexander, Lamar |
Peter Flanigan |
1/25/1995 |
$2,000 |
Gramm, Phil |
* Preliminary, Subject to Change
Vea el Donor Lookup de www.opensecrets.org
para los datos |
|
|
Si
quiere ver un ejemplo de cooperación entre los dos partidos políticos,
siga la pista del dinero. En medio de elecciones presidenciales, un gobierno demócrata
aseguró que mucho capital llegara a los bolsillos de una firma republicana.
Pero si se puede alejarse un poco y echar un vistazo más amplio, es posible
darse cuenta de que muchos de los actores involucrados parecen tener lazos con el
escándalo Irán-Contra y con redes de lavado de dinero. Una cantidad
sorprendente de ellos asistieron a Harvard y a otras universidades cuyas dotaciones
juegan papeles importantes en el mundo de la inversión. Resultó que,
mientras se aumentaba la población carcelaria de Estados Unidos de un millón
a dos millones de personas y se disparaba la deuda de consumo, la dotación
de Harvard también estaba creciendo – de 4 mil millones de dólares
a 19 mil millones durante el gobierno de Clinton. Harvard y sus egresados parecían
estar en medio de muchas cosas provechosas.
|
|